Mostrando entradas con la etiqueta mentira. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mentira. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de mayo de 2013

EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA HIPOCRESIA, de Sor Maria de la Cruz

Queridos hermanos: He decidido escribir sobre la hipocresía debido al título de mi libro, dejando en claro que no me estoy refiriendo a ninguno de los sacramentos de nuestra bien amada Iglesia, sino al falso testimonio de personas. La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades, o estándares que no se tienen o no se siguen. La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta. La hipocresía en si es un tipo de mentira o pantalla de reputación. La hipocresía puede venir del deseo de esconder de los demás motivos reales, o sentimientos. La hipocresía no es simplemente la inconsistencia entre aquello que se defiende y aquello que se hace. Es decir, una persona hipócrita, es aquella que pretende que se vea la grandeza y bondad que construye con apariencias sobre si misma, propagándose como ejemplo y pretendiendo o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se glorifique su accionar, aunque sus fines y logros están alejados a la realidad. El Libro "La hipocresía de Confesar", trata justamente de la confesión hipócrita, y alejada de la realidad de una hermana de la Congregación en que Sor Maria era miembro, y con su confesión contribuyó con las autoridades a dejarla en ridículo a fin de acusarla injustamente de lo que en realidad nunca sucedió. Es decir, contribuyó con sus testimonio para la eliminación de Sor María de la Cruz de la Congregación de Hermana del Buen Pastor. Cierta desidia, falta de compromiso auténtico con los valores del Evangelio, deseo de poder y autoridad llevaron a esta hermana a la elaboración de falacias esgrimidas contra la moral y el buen nombre de Sor Maria de la cruz. Pero, esa posesión temporal del poder, no puede menos que ser reprochable a los ojos del Señor, del cual nada queda impune, sobre todo tratándose de los débiles y pobres. La Hipocresía es un mal muy extendido dentro de la religión en si, y está emparentada con la mentira, que es la raíz de los pecados del demonio. El origen de la maldad. Pero, cuando la mentira afecta a otros seres humanos, se torna reprochable y maligna a los ojos de Dios. Es por eso que debemos cuidar nuestros sentimientos religiosos, cosa de no faltar por estar fingiendo conductas que no se corresponden a nuestro obrar, como dice la sagrada Escritura: "Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero por dentro lleno de huesos de muertos y podredumbre. Así también son ustedes por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía e iniquidad" Mateo 23,27 Queridos, a mis escritos nunca les faltará una cita bíblica, sea del Evangelio como en este caso, pues Jesús fue muy severo con la hipocresía, o del antiguo testamento. Porque pienso que todo escrito debe tener su fundamento escrito en la palabra de Dios, y todo debate debe estar fundado en la verdad. Lo que yo he tenido que ser testigo en la Orden a la que pertenecía es una serie de castigos gratuitos que no tenían su fundamento en ninguna parte, más que en la ambición de poder de una superiora. Hace un día, me tocó mirar una película en You tube que se llama LA RELIGIOSA, allí se infligían una serie de castigos hacia una joven que no tenía vocación religiosa pero que la obligaban, la película advertía como que aquellas cosas que se verían allí podría no corresponderse con la realidad. Era una película del año 1966, hoy, yo puedo decir que esa película en mi caso se correspondió con la realidad y que los planes y acciones que se realizaron contra mí para que yo dejara la comunidad fueron premeditados, por eso lograron quitarme la salud que es un don preciado de Dios. Las cosas hay que decirlas por su nombre. Nunca he tenido un problema con ninguna superiora que en virtud de su cargo y por autoridad moral me ordenara nada. Pero las superioras de hoy, se erigen como diosas en pos de un poder temporal que luego les cobrará su mala administración, pero que haya colaborado en la destrucción de una orden, yo no quisiera estar en la piel de tal superiora para esperar el inminente juicio de Dios que sobre ella cabe. Dios le tenga piedad y las bendiga.