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sábado, 18 de agosto de 2012

¿Conocés las consecuencias de la violencia familiar/de género?



Acoso psicológico.

Quisiera hablarles de algo sumamente serio y que me he dedicado a estudiar y a confrontar con mis propias vivencias. Lo que voy a comunicar es científico y también es empírico por haber permanecido bajo presión y acoso psicológico por casi tres años en la Congregación.
Puede configurarse este delito como violencia de género y también como violencia doméstica ya que es ejercida por personas que normalmente conforman nuestro grupo familiar, o en el caso de una congregación también podemos decir familia sin bien dista mucho de serlo, lo que es seguro es que esta presión es vivida en estos ambientes las veinticuatro horas del día, lo que lo hace mucho más grave.
Síntomas que provoca un acoso psicológico:
1) Descompensación física: la persecución y el maltrato continuo de la persona, resaltándole su incapacidad para convivir, su ignorancia, sus pecados, su falta de identidad le lleva progresivamente a tener reacciones en su cuerpo que no puede dominar, ésta descompensación física se traduce muchas veces en taquicardias, temblores, sudoraciones excesivas, miedos y fobias al futuro.
2) Angustia: lo que se espera mientras se está siendo maltratado es la siguiente violación moral, ese ataque mortal hacia nuestra autoestima, todo ello genera sentimientos de inferioridad, angustia que no se puede calmar con nada, movimientos rápidos tendientes a satisfacer una necesidad inexistente.
3) Aislamiento: este maltrato que vivimos frente a nuestros acosadores/as hace que tratemos de evitar contacto con ellos debido al principio de autoconservación de la vida, frente a indiferencias, no pronunciar palabras, miradas despectivas, detracto moral, gestos de desprecio, prohibición de realizar cualquier tarea, restricción económica, etc, los maltratados optamos “inconscientemente de permanecer encerrados en una habitación”.
4) Recurso a las adicciones: la misma angustia del punto anterior, la falta de reconocimiento, la maldad evidente contra la persona, le lleva a refugiarse en sucedáneos pasajeros para borrar de su mente el tormento por el que está pasando, así tenemos personas que se refugian en el alcohol, las drogas, especialmente los psicofármacos, y la comida en abundancia.
5) Ataques de pánico: la incapacidad de solucionar el problema que existe por coacción externa genera más y más angustia hasta que el cuerpo ya no puede resistirla y reacciona en forma de ataques de pánico. El ataque de pánico es una especie de descompensación donde la persona se siente morir, con taquicardias permanentes, sudoración de manos, temblores, suba momentánea de la presión arterial. El ataque de pánico puede llegar a durar una media hora y debe combatirse sí o sí con psicofármacos antidepresivos.
6) Sensación de desvalorización personal: el victimario trata a su víctima siempre bajo su poder, y ésta siente que este poder es total. No tiene fuerzas para defenderse y solo le queda la sumisión que al mismo tiempo le genera una desvalorización como persona. La persona se siente sometida, inútil ya que el victimario no le permite trabajar y desarrollarse, por eso el nivel de autoestima disminuye considerablemente y también el sentido de la propia existencia.
7) Depresión reactiva: ¿por qué reactiva? Es necesaria la aclaración porque existe la depresión como enfermedad propia de la persona. Pero la depresión que se genera luego de un proceso de hostigamiento no es propia de la persona sino que es generada por un factor externo y vil, en este caso la persona que opera la violencia, por eso es depresión reactiva a los acontecimientos de dolor por los que está pasando la persona. El problema es que si la depresión prospera, pasa de ser reactiva a ser permanente y a quedarse en el cuerpo y en la psiquis de la víctima como una realidad que puede incluso llevarla a la muerte.
8) Trastornos del sueño: la depresión conduce a trastornos del sueño, generalmente se puede comprobar esto mediante un estudio médico, la polisunmografía por la que se evidencia en la persona dicho trastorno vinculado a la vivencia diaria de agresión.

9) Suicidio: Ultima e inevitable consecuencia de un acoso psicológico prolongado, la persona no soporta más todo ese maltrato y la depresión ya no le deja vivir, los sucedáneos como la droga o el alcohol tampoco le hacen efecto, por lo tanto termina por quitarse la vida.


10) ¿Y los victimarios?
Pues llegaron a su objetivo luego de un largo proceso de violar los derechos humanos de su víctima. Matar o enfermar a una persona de este modo es sumamente despreciable y debemos luchar para que estas situaciones no se repitan en el tiempo. Lamentablemente la legislación avanza muy lentamente y siguen muriendo personas, en especial mujeres, frente a este maltrato tan común. Por eso es necesario poder apoyar los casos que conozcamos en que mujeres están siendo maltratadas, incluso dentro de la Iglesia, porque son muchos los casos, también se da mucho en la cárcel de mujeres y en Institutos de menores, justamente en instituciones cerradas donde las personas tienen limitada su posibilidad de defenderse.
Yo he vivido cada uno de estos pasos, consecuencia de las acciones de mis hermanas, exceptuando el suicidio, por supuesto, porque mi depresión fue tomada a tiempo y el daño psíquico quedó reducido a un 15%, gracias a los vecinos que me alentaban y me daban alegría para seguir luchando, gracias a la oración que me mantuvo 3 años de proceso, que es muchísimo, yo tendría que estar técnicamente muerta, pero esta dilación del proceso de aguante de agresiones estuvo soportado por la intensa oración en la que vivía cada día.
Vuelvan a leer todos estos pasos ¿no es una violación a los derechos humanos? Yo estoy segura de que sí lo es, pues tenemos que luchar para conseguir leyes que defienda a mujeres que como yo, pasan hoy por estas situaciones insanas.
Por eso vuelvo a recomendarles la lectura del libro “La Hipocresía de Confesar”, y luego me dicen si no es urgente que cambiemos nuestro modo de vivir.