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viernes, 4 de enero de 2013

Pensamientos de Sor María de la Cruz: LA VERDADERA LIBERACIÓN

Queridos lectores, amigos y hermanos: Antes de comenzar a hablar de la auténtica liberación, que no es justamente política como muchos siempre la pensaron desde tiempos de Jesús, hay que hablar también de la esclavitud. Quisiera nombrar algunas situaciones más comunes para el hombre post-moderno acerca de esclavitudes actuales. -Vivimos en una sociedad de mercado, donde la competencia es cada vez más feroz y la cantidad de productos que salen a la venta se suceden unos tras otro, sé mucho de ese tema pues está vinculado a mi profesión de licenciada en Administración de Empresas. Pero vamos a verlo desde el ser humano y no desde le mercado. Con asombro miro la gente endeudarse para poder comprarse más y más cosas, incluso los más desfavorecidos robar. El auge de la tecnología con el advenimiento de la globalización hizo que el afan de poseer artículos de ultima tecnología sea un deseo casi irremediable, un deseo de poseer esos bienes que no dejan de llenar algún vacío existencial del hombre, primera esclavitud. -Segunda esclavitud: las dependencias afectivas cada vez más acentuadas entre personas inmaduras que llevan a la destrucción del verdadero y auténtico amor. Si, bueno de eso conozco bastante porque lo he vivido en el convento. Los apegos afectivos que tanto hacen sufrir y que suprimen la libertad del otro, y de los otros, porque una persona puede haber encontrado a su verdadero amor, pero se niega a recibirlo por seguir adorando a su ídolo de barro. -Tercera esclavitud, uyy, sentirse poderoso, esa es la esclavitud más fuerte del ser humano "ser como dioses", está presente desde que Adán y Eva en el paraíso hicieron lo que quisieron y se le abrieron los ojos de la maldad. Con asombro veo, en el caso de mujeres pero puede darse también con hombres, sin embargo es menos frecuente. Mujeres que atan su vida a un hombre que las golpea, a un hombre que las degrada, a un hombre que no es hombre sino un exponente de cobardía, pero ahí siguen manteniendo esta situación de indignidad humana, porque las mantiene económicamente, y al mismo tiempo, mantener una posición social ante la vista de los demás te da "poder", un poder que es mentira, un poder irreal. El verdadero poder es el dominio de uno mismo y mantener erguida la frente para ganar el pan de cada día con el trabajo cotidiano. Basicamente podemos hablar de estas tres esclavitudes "madres", porque existen muchas que son hijitas de estas. Y si ustedes leen la Biblia descubriran que el demonio cuando tentó a Jesús en el desierto, las propuestas estaban vinculadas a este centro: El poder, el tener y el placer. Por eso en la vida religiosa cobran sentido los votos que hacemos de: Pobreza, castidad y obediencia, aunque poco se cumplan, pero eso es otro tema. En la teoría es perfecto. Pero, lo importante es encontrar la liberación de estas ataduras que no nos dejan crecer, traigo a colación un texto del Evangelio según San Juan (8,31-32) "Jesús dijo a aquellos judíos que habían creido en El: Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres" Entonces comencé a meditar sobre el tema de la verdad, ¿de qué verdad habla Jesús? Pues Sor, fíjate que el dijo: Yo soy la Verdad, si, pero aquí hay algo más, hay una verdad que nos hará libres, y es la verdad de uno mismo, del propio corazón, de sus propios sentimientos. A ver, ponte a pensar, ¿por qué tienes que depender de ese objeto de consumo? ¿por qué tienes que depender de una persona que solo te manipula? ¿por qué tienes que depender de otra persona para que te mantenga económicamente? ¿y tu dignidad? ¿y tus capacidades? en administración decimos: Competencias o skills a las capacidades humanas, y es un estudio bellísimo comprender que cada persona tienes cualidades distintas para el trabajo y que de allí nace la creatividad. Creatividad, esa es la palabra para definir el trabajo que Dios va haciendo en nosotros, creatividad viene de creación, y eso es dar valor. El ser humano vale solo por su condición de persona, no por los bienes que posee. Y el ser humano podrá ser feliz, solo cuando se decida audazmente y con desafío a romper con esas esclavitudes para entregarse al amor de la manera que Dios se lo vaya presentando en la vida. Dos personas se conocen, se aman, se desean, se admiran, se complementan, pero quizás una de ella sufra de esclavitud que no le deja dar el paso a la felicidad. Dios le mandó una oportunidad para ser feliz, pues las oportunidades pasan, como decía mi fundadora, la Gracia pasa, hay que saber tomarla a tiempo. ¿Por qué no arriesgar contra todo eso que nos esclaviza? ¿cuanto crees que vivirás? 50, 60, 70, hasta 100 años, cuanto más? no más que eso Pues entonces, adelante, toma hoy tu decisión de ser feliz, libérate y encontrarás la dicha y la paz.

viernes, 14 de diciembre de 2012

La Hipocresía de Confesar: El Amor Verdadero luego del martirio

Salí de un redil, totalmente lastimada, era yo una oveja sensible y rebelde. El alma sangrando y los asalariados pastores me expulsaron sin piedad a la regiones de la tinieblas donde habitaba el lobo. Pero el Pastor de los pastores me tomó en sus brazos, me cargó en sus hombros, y desde los hombros de Jesús podía ver más claro, ya no estaba a la altura del suelo como las demás ovejas, estaba sobre los hombros de Jesús y allí el horizonte se hace visible y certero. Vi claramente la meta, entonces cambié mi vestimenta de oveja por una vestimenta de combate: mis borceguíes protegían mis pies, con la esperanza de que los pasos que diera no sean en falso, mis pantalones rústicos con bolsillos grandes para guardar mis municiones: rosarios y agua bendita, mi musculosa, camiseta sin mangas para resistir los embates del sol agotador, mi cantimplora: una misa en la medida de lo posible mientras el trabajo me lo permitía. Por momentos sentía lo que me enseñaron en la Confirmación; Ser un soldado de Cristo, valiente guerrera de la fe y del amor, defender la verdad a capa y espada. Pero Dios, no es así, Dios es amor, es misericordia, es perdón y miles de sentimientos que llenan al alma de alimento celestial y profundo. Un día tuve un sueño: Dios me alzaba en su jardín, desnuda y lastimada, con marcas de sangre en la piel, y Jesús lloraba, me tenía en brazos y lloraba por el terrible castigo a su niña amada, a su niña preferida. Jesús llora por cada uno de nosotros cuando nuestra alma es atacada injustamente. En sus brazos desmayada y dormida me he quedado, pero El, sabiendo que yo estaba medio muerta me entregó a una mujer para mi cuidado. Le ha dado instrucciones precisas: Cuida de ella, está medio muerta. Parece que sobrevivirá pero no lo hará sin afecto, se ha creado un escudo protector para que nadie más pueda dañarla, pero no le creas, ella no es fuerte, ella es una tierna niña inocente que se cree fuerte para pelear contra sus enemigos. Te la entrego a ti, pues tu eres una persona que también sabes de mí, que también me has conocido, que también has sido mi niña y que aprendiste en la universidad de la vida lo que es el sufrir. “Te entrego mi niña con el alma destrozada”, sabiendo que tú eres para ella un bálsamo que curará sus heridas. Pero ella curará las tuyas, porque tiene mi predilección, porque tiene una bendición para ti, almas llamadas a la pureza de la contemplación del amor, almas llamadas a sanar heridas interiores al punto tal que se transformaron en gemelas. Almas prolongación del Amor de Dios que vive en el corazón de las dos, almas puras, almas espirituales, sin maldad ni arrogancia. Grandes cosas hace el Señor por nosotros, y para Él un día es como mil años y mil años como un día. Al salir del convento pensé que pasarían mil años antes de la restauración de mi vida, y en un solo día de octubre el Señor me mostró que para El mil años es un día, y que en un solo día puede aparecer la salud y la salvación, y que esos dones vienen para mí de tu mano, mi amiga, mi hermana, mi gran amor, una unión espiritual más fuerte que la muerte, más fuerte que el odio, que la venganza y que las ansias de poder. La victoria es nuestra, aunque en este mundo no haya justicia, Dios recompensa a los justos dándoles lo más importante: la posibilidad de amar desde el corazón y desechar la soledad procedente del egoísmo humano. Dios te bendiga hoy y siempre por ser la alegría de mi alma desolada, que hoy está consolada gracias a la apertura de tu fe y de tu amor.