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martes, 23 de julio de 2013
La condición humana en la Palabra de Dios
Tomado del libro del Eclesiastés 3,16-22
"Yo he visto algo más bajo el sol: en lugar del derecho, la maldad, y en lugar de la justicia, la iniquidad. Entonces me dije a mi mismo: Dios juzgará al justo y al malvado, porque allá hay un tiempo para cada cosa y para cada acción.
Yo pensé acerca de los hombres: si Dios los prueba es para que vean que no se distinguen de los animales. Porque los hombres y los animales tienen todos la misma suerte: como mueren unos, mueren también los otros. Todos tienen el mismo aliento vital y el hombre no es superior a las bestias, porque todo es vanidad. Todos van hacia el mismo lugar: todo viene del polvo y todo retorna al polvo, ¿quién sabe si el aliento del hombre sube hacia lo alto y si el aliento del animal baja a lo profundo de la tierra?
Por eso, yo vi que lo unico bueno para el hombre es alegrarse de sus obras, ya que ésta es su parte; quien, en efecto, lo llevará a ver lo que habrá después de él?
El libro del Eclesiastés me agrada mucho por el gran realismo con que relata la condición humana, algunos han pensado que era un libro pesimista, muy por el contrario: es un libro que dice la realidad de la vivencia del hombre en relación a Dios y a lo creado.
Me encanta cuando este libro repite:" No hay nada nuevo bajo el sol, todo es vanidad", porque es así. Los siglos van sucediendo y las historias se repiten, cada persona tiene solo entre 80 y 100 años de vida aproximadamente y en ese corto tiempo debe realizarse como ser humano y encontrar la felicidad.
Muchos piensan que la felicidad se centra en el posser más bienes: oh, error!!!, el poseer más bienes es un signo de egoísmo e inseguridad, necesitar estas apoyados en bienes materiales "por las dudas me pase algo", y así nos transformamos en una máquina de acumular cosas que de nada nos van a servir, mientras hay gente que muere de hambre y de frío, o de calor en el mundo, ¿de qué sirve el exceso de bienes? Pues, de nada, porque somos polvo y al polvo volveremos, desnudos salimos del vientre de nuestra madre y desnudos volvemos a la tierra. ¿Cuál es la excesiva preocupación entonces? Cuando más acumulamos, más tendremos que poner nuestro tiempo en cuidar esas cosas, que con frecuencia son robadas por ladrones, así perdemos la paz.
Muchos piensan que la felicidad está siempre en tener a alguien siempre a mi lado: otro error!!!, La felicidad no está en poseer a la otra persona como un objeto, porque las personas no son cosas, cuando tratamos a otro como un bien de cambio lo unico que estamos revelando de nosotros mismos es una tremenda inmadurez, una pobreza moral absoluta, que al mismo tiempo, es fuente de profunda infelicidad.
Muchos piensan que la felicidad está en gobernar, en tener cargos donde "yo mande" a los demás, porque "yo tengo razón", pues, terrible error, la soberbia solo conduce a revelar un sentimiento profundo de inseguridad que hace que necesitemos "dominar a otros", para hacerles sentir el poder, e incluso lastimar a las personas. Ello es fuente de estancamiento espiritual permanente.
¿En que consiste entonces la verdadera realización humana, camino de felicidad?
Volvamos al texto de la Palabra: "LO UNICO BUENO PARA EL HOMBRE ES ALEGRARSE DE SUS OBRAS YA QUE ÉSTA ES SU PARTE"
Una existencia resucitada está compuesta de las buenas obras realizadas en vida y ésto es fuente de felicidad perpetua. Luego de la muerte tenemos la existencia resucitada, ¿que le presentaremos a Dios al llegar a su presencia? Si en nuestros cortos 80 o 100 años de vida, solo nos hemos ocupado de tener un puesto de poder, de acumular bienes innecesarios, o de tratar a los demás como un bien de cambio, ¿que obras buenas vamos a presentar para formar nuestro cuerpo resucitado?
¿y si no tenemos cuerpo resucitado? ¿si nunca hemos hecho nada bueno? Esa será la infelicidad eterna. Si hermanos, el cielo o el infierno se construye aquí, usted tiene 80 o 100 años como mucho para preparar los materiales con que construirá su mansión en la vida eterna, pero si usted, no preparó ningún material, no hizo nada bueno en esta vida, sino que ha vivido solo para usted, en ese caso, podrá acaso tímidamente tocarle un ranchito, con suerte y con misericordia de Dios.
En fin, lo ideal hermanos es que trabajemos denodadamente por llevar una existencia solidaria, que no dependamos de los demás, que no vivamos encarcelados al poder de otros, que tengamos autosuficiencia para decidir lo mejor para nuestra vida, y que seamos misericordiosos a la hora de compartir con los demás. No os olvidéis, para la salvación es preciso "trabajar", no todo viene de arriba y sin esfuerzo. Bendiciones a todos.
sábado, 1 de septiembre de 2012
"La Hipocresía de Confesar" Las miserias del convento al descubierto ¿es la vida religiosa creíble hoy?
La Hipocresía de Confesar es una biografía en donde no se esconde nada, todo quedó al descubierto y como dice Jesús en el Evangelio "lo oculto será descubierto y lo que hablen en lo oscuro se proclamará desde los terrados" El libro "La Hipocresía de Confesar" se ha transformado exactamente en eso: una proclamación de la verdad desnuda, gritada y proclamada desde la vivencia personal de una religiosa injustamente maltratada y humillada.
Vamos a aclarar lo siguiente:
La gente común, que vive una vida normal cree que los religiosos somos cuasi ángeles, por eso muchas personas se escandalizan a ver una hermana por la calle a altas horas de la noche, o tomando un café en un bar. Ni que hablar si la hermana estuviera tomándose una cerveza. Luego se estaría quedándo sin cuero (como se dice) de las murmuraciones de las personas.
Toda esa carga de comportamiento social que la sociedad ha cargado sobre los hombros de los religiosos lo único que engendró es que las hermanas y hermanos vivan en un convento pero todo lo prohibido lo realicen fuera de la vista de todos. Es lo que se llama: Doble vida.
Debido también a esta carga social es que los religiosos se quisieron ir despojando de todo símbolo religioso que los identifique en el exterior, de ahí que el uso del hábito fuera desplazado por una vestimenta civil, pero como no nos sabemos vestir según la moda, y algunos casos se tornan verdaderamente ridículos, en fin, la gente no sabe interpretar si son monjas, testigos de Jehová, Evangélicos o miembros de alguna secta. El despojo del hábito como signo de consagración llevó a muchas hermanas a salir de noche (cómo lo relato en mi libro, empezando por mí y siguiendo por hermanas superioras), ir al cine sin dificultad de ser miradas, pasearse en lugares poco económicos sin problema de ser juzgadas por los presentes.
Pero también voy a decir que, contrariamente a lo que piensan las personas piadosas con respecto a las hermanitas, todas las miserias humanas posibles encontramos en el convento, sobre todo los pecados capitales llevados a su máxima expresión, algunas tendemos más hacia un pecado capital y otras hacia otros.
la sexualidad, el gran problema y la gran discusión incluso social ¿deben los religiosos casarse y llevar una vida común como el resto de los mortales?
La experiencia personal me lleva a afirmar que sí es necesario, porque la naturaleza humana no puede ser contenida simplemente por estar detrás de unos muros o vigiladas por una autoridad sin moral, es decir, muchos problemas en la sexualidad que se canalizan mal, tan mal que la mayoría quedamos traumadas con respecto a este tema. Luego trabajo para psicólogos a aclarar las dudas que se nos meten en todos esos años de estar rejuntada con gente del mismo sexo, en fin, en el libro "La hipocresía de Confesar" también se trata este tema, que en mi vida persona ha sido muy cruel.
Por último, el autoritarismo, el afán de poder dentro de la vida religiosa "el gran pecado de las superioras" LA SOBERBIA, primer pecado capital, pecado del mismo Satán según la Biblia. En todos mis años de convento me he hartado de ver luchas de poder todo el tiempo, deseos incontenibles de llegar a posiciones de poder dominar a otros, de silenciarlos, de demostrar quién es la poderosa, en fin, la peor miseria de todas. Ver gente ajusticiada injustamente, expulsada sin piedad solo por aplastar con el cargo de superiora a los demás.
Quería aclarar todos estos temas, porque es lo que ustedes encontrarán en mi libro. Esperemos que esta realidad pueda ser subsanada y que la vida religiosa vuelva a tomar su valor de santidad en este mundo cada vez más confundido.
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