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viernes, 21 de marzo de 2014

Vida después de la muerte

Lectura del Evangelio segun San Lucas 16,19-31 El rico Epulón y Lazaro 19. "Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y banqueteaba cada día espléndidamente. 20. Y un mendigo, llamado Lázaro, se estaba tendido a su puerta, cubierto de úlceras, 21. y deseando saciarse con lo que caía de la mesa del rico, en tanto que hasta los perros se llegaban y le lamían las llagas. 22. Y sucedió que el pobre murió, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. También el rico murió, y fue sepultado. 23. Y en el abismo, levantó los ojos, mientras estaba en los tormentos, y vio de lejos a Abrahán con Lázaro en su seno. 24. Y exclamó: "Padre Abrahán, apiádate de mi, y envía a Lázaro para que, mojando en el agua la punta de su dedo, refresque mi lengua, porque soy atormentado en esta llama". 25. Abrahán le respondió: "Acuérdate, hijo, que tú recibiste tus bienes durante tu vida, y así también Lázaro los males. Ahora él es consolado aquí, y tú sufres. 26. Por lo demás, entre nosotros y vosotros un gran abismo ha sido establecido, de suerte que los que quisiesen pasar de aquí a vosotros, no lo podrían; y de allí tampoco se puede pasar hacia nosotros". 27. Respondió: "Entonces te ruego, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, 28. porque tengo cinco hermanos, para que les dé testimonio, a fin de que no vengan, también ellos, a este lugar de tormentos". 29. Abrahán respondió: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen". 30. Replicó: "No, padre Abrahán; pero si alguno de entre los muertos va junto a ellos, se arrepentirán". 31. El, empero, le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se dejarán persuadir, ni aún cuando alguno resucite de entre los muertos".

 Comentario del Evangelio de hoy por "Sor María de la Cruz"
 Hermosa lectura del Evangelio de hoy que nos hace ver una realidad en la que pocas veces nos detenemos a pensar: "LA RETRIBUCIÓN FINAL, LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE". Esta vida transitoria en la tierra no es única, ni absoluta, sino que es un paso, un aprendizaje para otra existencia superior y perfecta. Esta vida es un preludio de otra vida de santidad del alma personal y comunitaria, llegamos aquí cargando una existencia de pecado original y subsiguientes con un cuerpo débil y corruptible pero con un alma en potencia preparada para alcanzar la perfección, la iluminación y la paz perpetua. Nuestra alma es el principio espiritual que en teoría domina nuestro cuerpo, o mejor dicho, el cuerpo material es reflejo del alma en su accionar, cuando esto no se produce, cuando el dominio material subsiste por sobre el espiritual, vemos la decadencia del ser humano, ejemplo de ello fue el rico Epulón del Evangelio.
 El pobre Lázaro es ejemplo de pobreza y humildad, como medios de perfección del alma, y con ésto Dios no nos quiere decir que aprueba la indigencia: recordemos que se trata de actitudes, de principios de acción, lo que Dios espera de nosotros como hermanos de otros hombres, es que compartamos nuestros bienes con los que sufren necesidad y también que abandonemos esa actitud de comodidad, de poseerlo todo mientras otros desfallecen por un pedazo de pan (aún trabajando). 
 En este Evangelio Dios da respuesta al sufrimiento humano, pero aclara bien: la retribución "no es en esta vida", sino en la siguiente, junto a El en su presencia. 
Una enseñanza muy importante de este Evangelio es que ningún sufrimiento humano queda indiferente para Dios, todo tendrá su recompensa y todo está escrito en el libro de la Vida. Y cuando hablamos de sufrimientos, éstos pueden ser materiales, físicos o espirituales, en otra entrada hablaré de los mismos. Lo importante es que a los ojos de Dios todo tiene su recompensa, por eso, a tener fe y a creer que todo lo que se siembra: se cosecha, sea en el cielo o en el infierno, porque también existe el infierno según ustedes lo pueden leer en este Evangelio, bien claro, sobre todo para algunos postmodernos que niegan la existencia del demonio y del infierno.
 El rico Epulón: egoísta, cómodo, que recibió sus bienes en la vida y no los compartió, le tocó sufrir luego de su muerte "las llamas lo atormentaban". Así que, no hagamos oídos sordos al Evangelio, tengamos actitudes de misericordia hacia los que sufren cualquier tipo de sufrimiento para también nosotros poder gozar de la vida con Dios, en paz y felicidad eterna. Asi sea.

martes, 23 de julio de 2013

La condición humana en la Palabra de Dios

Tomado del libro del Eclesiastés 3,16-22 "Yo he visto algo más bajo el sol: en lugar del derecho, la maldad, y en lugar de la justicia, la iniquidad. Entonces me dije a mi mismo: Dios juzgará al justo y al malvado, porque allá hay un tiempo para cada cosa y para cada acción. Yo pensé acerca de los hombres: si Dios los prueba es para que vean que no se distinguen de los animales. Porque los hombres y los animales tienen todos la misma suerte: como mueren unos, mueren también los otros. Todos tienen el mismo aliento vital y el hombre no es superior a las bestias, porque todo es vanidad. Todos van hacia el mismo lugar: todo viene del polvo y todo retorna al polvo, ¿quién sabe si el aliento del hombre sube hacia lo alto y si el aliento del animal baja a lo profundo de la tierra? Por eso, yo vi que lo unico bueno para el hombre es alegrarse de sus obras, ya que ésta es su parte; quien, en efecto, lo llevará a ver lo que habrá después de él? El libro del Eclesiastés me agrada mucho por el gran realismo con que relata la condición humana, algunos han pensado que era un libro pesimista, muy por el contrario: es un libro que dice la realidad de la vivencia del hombre en relación a Dios y a lo creado. Me encanta cuando este libro repite:" No hay nada nuevo bajo el sol, todo es vanidad", porque es así. Los siglos van sucediendo y las historias se repiten, cada persona tiene solo entre 80 y 100 años de vida aproximadamente y en ese corto tiempo debe realizarse como ser humano y encontrar la felicidad. Muchos piensan que la felicidad se centra en el posser más bienes: oh, error!!!, el poseer más bienes es un signo de egoísmo e inseguridad, necesitar estas apoyados en bienes materiales "por las dudas me pase algo", y así nos transformamos en una máquina de acumular cosas que de nada nos van a servir, mientras hay gente que muere de hambre y de frío, o de calor en el mundo, ¿de qué sirve el exceso de bienes? Pues, de nada, porque somos polvo y al polvo volveremos, desnudos salimos del vientre de nuestra madre y desnudos volvemos a la tierra. ¿Cuál es la excesiva preocupación entonces? Cuando más acumulamos, más tendremos que poner nuestro tiempo en cuidar esas cosas, que con frecuencia son robadas por ladrones, así perdemos la paz. Muchos piensan que la felicidad está siempre en tener a alguien siempre a mi lado: otro error!!!, La felicidad no está en poseer a la otra persona como un objeto, porque las personas no son cosas, cuando tratamos a otro como un bien de cambio lo unico que estamos revelando de nosotros mismos es una tremenda inmadurez, una pobreza moral absoluta, que al mismo tiempo, es fuente de profunda infelicidad. Muchos piensan que la felicidad está en gobernar, en tener cargos donde "yo mande" a los demás, porque "yo tengo razón", pues, terrible error, la soberbia solo conduce a revelar un sentimiento profundo de inseguridad que hace que necesitemos "dominar a otros", para hacerles sentir el poder, e incluso lastimar a las personas. Ello es fuente de estancamiento espiritual permanente. ¿En que consiste entonces la verdadera realización humana, camino de felicidad? Volvamos al texto de la Palabra: "LO UNICO BUENO PARA EL HOMBRE ES ALEGRARSE DE SUS OBRAS YA QUE ÉSTA ES SU PARTE" Una existencia resucitada está compuesta de las buenas obras realizadas en vida y ésto es fuente de felicidad perpetua. Luego de la muerte tenemos la existencia resucitada, ¿que le presentaremos a Dios al llegar a su presencia? Si en nuestros cortos 80 o 100 años de vida, solo nos hemos ocupado de tener un puesto de poder, de acumular bienes innecesarios, o de tratar a los demás como un bien de cambio, ¿que obras buenas vamos a presentar para formar nuestro cuerpo resucitado? ¿y si no tenemos cuerpo resucitado? ¿si nunca hemos hecho nada bueno? Esa será la infelicidad eterna. Si hermanos, el cielo o el infierno se construye aquí, usted tiene 80 o 100 años como mucho para preparar los materiales con que construirá su mansión en la vida eterna, pero si usted, no preparó ningún material, no hizo nada bueno en esta vida, sino que ha vivido solo para usted, en ese caso, podrá acaso tímidamente tocarle un ranchito, con suerte y con misericordia de Dios. En fin, lo ideal hermanos es que trabajemos denodadamente por llevar una existencia solidaria, que no dependamos de los demás, que no vivamos encarcelados al poder de otros, que tengamos autosuficiencia para decidir lo mejor para nuestra vida, y que seamos misericordiosos a la hora de compartir con los demás. No os olvidéis, para la salvación es preciso "trabajar", no todo viene de arriba y sin esfuerzo. Bendiciones a todos.

sábado, 16 de junio de 2012

Encontrar al Creador, meditando...

En mi primer entrada quiero hacer mención de lo fundamental para permanecer unidos al Señor, al Creador, a nuestro Principio. Sin este atisbo de unión nuestra vida permanecerá en constante caos, desorden, tendiente a la disolución.
Dios, nuestro Creador, es un ser espiritual, digamos mejor: espíritu puro. Que al momento de nacer nos concede un poco de su espíritu y así venimos al mundo con un alma espiritual, que inevitablemente va a tender hacia El toda la vida, de ahí la sensación de vacío, de nunca estar completamente satisfechos. Ese vacío no es otra cosa que nuestro anhelo de la unión definitiva con quién es nuestro progenitor. A ese principio de Vida lo llamamos Dios.
Cuando nuestro interior se desordena, lo que pasa es que nos desviamos de la armonía que supone mantener encendida nuestra espiritualidad. Nosotros somos seres compuestos de alma y materia, y la permanente lucha entre estos dos compuestos que están llamados a complementarse y cuando eso ocurre estamos en presencia de la santidad y también cerca de lo que llamamos "cielo".
El cielo y el infierno, no son dos lugares sino dos estados, que se vivencian en el interior de la persona, un estado nos conecta con la trascendencia y es fuente de salud y armonía, mientras que el otro estado nos conecta con la violencia, es fuente de enfermedad y desorden general.
Muchas enfermedades del cuerpo tienen su origen en un problema espiritual, casi todas diría yo, que si lo sabemos reconocer ya sería un gran paso para el camino de la sanación. Para que se opere la sanación física es fundamental reconocer un problema espiritual, y de allí mucha dedicación para crecer en vida espiritual. Recordemos que Jesús cuando sanaba a los enfermos no les decía: "por mi poder te sano" o "por el poder de Dios te sano", le decía simplemente "tu fe te ha salvado, vete en paz". Y la fe no es otra cosa que un estado interior del alma o del espíritu frente a la realidad, la fe supone confianza, esperanza. Por eso considero fundamental que comencemos a aprender a meditar, a conectarnos espiritualmente. Nótese que no digo "rezar", porque el rezo proviene de la repetición de palabras, y acá se trata de inbuirnos en el interior de nuestro ser para alcanzar la salud, podemos decir orar, contemplar, amar en silencio, sin palabras, sentirse abarcado por la trascendencia.