viernes, 14 de diciembre de 2012

La Hipocresía de Confesar: El Amor Verdadero luego del martirio

Salí de un redil, totalmente lastimada, era yo una oveja sensible y rebelde. El alma sangrando y los asalariados pastores me expulsaron sin piedad a la regiones de la tinieblas donde habitaba el lobo. Pero el Pastor de los pastores me tomó en sus brazos, me cargó en sus hombros, y desde los hombros de Jesús podía ver más claro, ya no estaba a la altura del suelo como las demás ovejas, estaba sobre los hombros de Jesús y allí el horizonte se hace visible y certero. Vi claramente la meta, entonces cambié mi vestimenta de oveja por una vestimenta de combate: mis borceguíes protegían mis pies, con la esperanza de que los pasos que diera no sean en falso, mis pantalones rústicos con bolsillos grandes para guardar mis municiones: rosarios y agua bendita, mi musculosa, camiseta sin mangas para resistir los embates del sol agotador, mi cantimplora: una misa en la medida de lo posible mientras el trabajo me lo permitía. Por momentos sentía lo que me enseñaron en la Confirmación; Ser un soldado de Cristo, valiente guerrera de la fe y del amor, defender la verdad a capa y espada. Pero Dios, no es así, Dios es amor, es misericordia, es perdón y miles de sentimientos que llenan al alma de alimento celestial y profundo. Un día tuve un sueño: Dios me alzaba en su jardín, desnuda y lastimada, con marcas de sangre en la piel, y Jesús lloraba, me tenía en brazos y lloraba por el terrible castigo a su niña amada, a su niña preferida. Jesús llora por cada uno de nosotros cuando nuestra alma es atacada injustamente. En sus brazos desmayada y dormida me he quedado, pero El, sabiendo que yo estaba medio muerta me entregó a una mujer para mi cuidado. Le ha dado instrucciones precisas: Cuida de ella, está medio muerta. Parece que sobrevivirá pero no lo hará sin afecto, se ha creado un escudo protector para que nadie más pueda dañarla, pero no le creas, ella no es fuerte, ella es una tierna niña inocente que se cree fuerte para pelear contra sus enemigos. Te la entrego a ti, pues tu eres una persona que también sabes de mí, que también me has conocido, que también has sido mi niña y que aprendiste en la universidad de la vida lo que es el sufrir. “Te entrego mi niña con el alma destrozada”, sabiendo que tú eres para ella un bálsamo que curará sus heridas. Pero ella curará las tuyas, porque tiene mi predilección, porque tiene una bendición para ti, almas llamadas a la pureza de la contemplación del amor, almas llamadas a sanar heridas interiores al punto tal que se transformaron en gemelas. Almas prolongación del Amor de Dios que vive en el corazón de las dos, almas puras, almas espirituales, sin maldad ni arrogancia. Grandes cosas hace el Señor por nosotros, y para Él un día es como mil años y mil años como un día. Al salir del convento pensé que pasarían mil años antes de la restauración de mi vida, y en un solo día de octubre el Señor me mostró que para El mil años es un día, y que en un solo día puede aparecer la salud y la salvación, y que esos dones vienen para mí de tu mano, mi amiga, mi hermana, mi gran amor, una unión espiritual más fuerte que la muerte, más fuerte que el odio, que la venganza y que las ansias de poder. La victoria es nuestra, aunque en este mundo no haya justicia, Dios recompensa a los justos dándoles lo más importante: la posibilidad de amar desde el corazón y desechar la soledad procedente del egoísmo humano. Dios te bendiga hoy y siempre por ser la alegría de mi alma desolada, que hoy está consolada gracias a la apertura de tu fe y de tu amor.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La libertad de los hijos de Dios

Conocerte Señor, experimentarte, respirarte en cada instante, es como un sello en la vida, el sello de los hijos de Dios libres, sin maldad, sin restricciones, sin leyes estériles…. Dios habita en el alma de todos, todos venimos de Él y hacía El vamos, nos ha otorgado el tiempo de esta vida para que vivamos en plenitud la grandeza del amor que incluye la libertad del espíritu. Dios no es inquisidor, tampoco es imposible, Jesús es una persona interesante, el seductor del alma, El que nos conduce a las verdaderas fuentes de agua Viva. Jesús es Dios, no es superior, fue siervo de la humanidad, fue el Señor que lavó los pies de sus discípulos, fue la grandeza sumida en la humildad, fue el hermano y el esposo anhelado. Me encuentro con Jesús, en el silencio de la oración, en la brisa suave de la mañana, en la sonrisa de mis viejitas en soledad, Jesús está allí, sonriéndome, amándome, no existe amor más grande. Me encuentro con Jesús en el amor a mi alma gemela, aquella con la cual he compartido lo más íntimo de ser, del corazón hasta lograr la pertenencia común en Ti, las dos en ti como parte integrante del universo y de la vida eterna. Dios te hará desear lo que El mismo te va a regalar, deseo santo que Dios inspira ¿cuál es la voluntad de Dios para ti? Deseos inspirados por Dios. Tú me has seducido Señor, y yo me dejé seducir, me has podido porque has sido más fuerte que yo. Cuando estamos frente a lo verdadero, nos van a temblar las rodillas de miedo, pero más fuerte que nosotros: el Señor, allí hay que perseverar en la convicción de la verdad, un salto en el vacío. Tirarse en el vacío, hacer un acto de fe, de confianza en el Señor que todo va a realizarse según su voluntad y eso mismo es lo que nos va a hacer feliz.

sábado, 8 de diciembre de 2012

El Insulto a los pobres

En la Entrevista que me hicieron en Radio Nacional y que ustedes pueden escuchar en esta página hay ciertos puntos en que quisiera explayarme y realizar una reflexión ya que la entrevista tuvo un tiempo limitado como para presentar sintéticamente lo que contiene el libro “La Hipocresía de Confesar”. Hay un tema que lo presente como “El insulto a los pobres”, y es las posesiones materiales de la Iglesia, y cuando digo Iglesia me refiero al poder institucional y no a todos los bautizados, es algo para distinguir: 1) Hay dos tipos de Iglesia: a) La verdadera: todos los bautizados de buena voluntad que intentan vivir cada día el Evangelio. b) La falsa o hipócrita: aquella que se dice bautizada pero que con sus obras demuestran vivir lo opuesto al Evangelio de Jesucristo. ¿Qué dice el Evangelio de Jesucristo con respecto a las posesiones de su Iglesia? Jesús manda en misión a sus discípulos, leemos el capitulo 10, 1-9 del evangelio según San Lucas: “Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios donde debía ir, y les dijo: La cosecha es abundante, pero los trabajadores don pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan!, Yo los envío como ovejas en medio de lobos. NO LLEVEN DINERO, NI ALFORJA, NI CALZADO, y no se detengan a saludar a nadie en el camino. Al entrar en una casa digan primero. ¡Que descienda la paz sobre esta casa! Y si hay alguien allí digno de recibirla, esa paz reposará sobre él, de lo contrario volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan, curen a sus enfermos y digan a la gente: El Reino de Dios está cerca de ustedes” Esta es la Palabra de Dios. Las instrucciones de Jesús son muy claras, la Iglesia está mandada a mostrar el Reino de Dios, que éste ya está aquí, y con acciones: curen a sus enfermos (de alma y cuerpo), pero también Jesús aclara que los discípulos no deben llevar nada para el camino porque en todo el Evangelio Jesús advierte sobre el peligro de las riquezas, incluso llega a decir que el dinero es un “dios”, al mismo nivel de Dios, no se puede servir a Dios y al dinero, dice. Lo pone a la par porque el corazón humano se deja poseer muchas veces por lo material, no dejando espacio para Dios. Ahora bien: Jesús dice claramente, NO LLEVEN DINERO, incluso, los discípulos son recibidos en las ciudades porque ellos NO POSEEN CASA PROPIA, Jesús tampoco tenía casa propia sino que iba predicando el Reino de Dios de pueblo en pueblo, su pobreza material era absoluta y su confianza en la Providencia era perfecta, que es lo mismo que nos enseñó. Pero ¿Qué pasó luego con los siglos? La Iglesia, una vez en manos de Constantino, emperador Romano, se ha vuelto un gran imperio de poder y dinero, y esa es la Iglesia que hemos heredado hoy en pleno siglo XXI. Por eso soy dura en afirmar: LA RIQUEZA DE LA IGLESIA ES UN INSULTO A LOS POBRES Si Jesús estuviera hoy aquí presente, no estaría habitando en palacios como lo es el Vaticano, ni en casa de vacaciones en Castel Gandolfo, sino que estaría en tierra de misión, en aquellos lugares donde los niños mueren por desnutrición, donde se ven sus pancitas hinchaditas por falta de alimento, miraría el Señor al cielo y diría: “Padre Perdónalos porque no saben lo que hacen” Mi experiencia luego de haber trabajado largos años en la Congregación a la que pertenecía me lleva a afirmar esto con una convicción sólida y madura. El dinero que posee la Iglesia es capaz de solucionar el hambre de toda la tierra, es más, me atrevería a afirmar que desaparecerían los pobres. Nadie toma conciencia de los tesoros incalculables de que es poseedora la Iglesia en el mundo. Yo, que trabajé de apoderada legal en mi congregación y en su administración, he manejado mucho dinero, además, saber la cantidad de propiedades SIN HABITAR Y CERRADAS DETERIORÁNDOSE PAULATINAMENTE, MIENTRAS HAY GENTE QUE NO TIENE DONDE VIVIR. Mi congregación era una de las “más pobres” dentro de lo que es la vida religiosa, y debo confesar que me da vergüenza la cantidad de bienes materiales que se poseen y que no reportan ningún beneficio para nadie, totalmente estériles, como también lo es hoy la misión de la Congregación. Queridos hermanos: No podemos defender las posesiones materiales diciendo que son “obras de arte”, tesoros de la humanidad, mientras millones de niños mueren en el mundo por falta de alimentos, y no solo en el áfrica, aquí mismo, en Argentina un país rico en recursos primarios, sin embargo en provincias del norte y litoral tenemos altos índices de desnutrición. Si la Iglesia decidiera por fin analizarse y verse a la luz del Evangelio descubriría que durante siglos ha optado por servir, no a Dios, sino al dinero. Todavía está a tiempo de reflexionar y tomar una postura que de verdad puede terminar con la pobreza en el mundo. Ella es responsable, no se puede seguir acumulando propiedades y activos mientras el pueblo se está muriendo. El Pastor se va a cansar y El mismo vendrá y se hará cargo del rebaño, porque los pastores que tenían que cuidar de las ovejas, se han alimentado a sí mismos con el alimento que era para las ovejas del rebaño. Pidamos a Dios que la justicia y la misericordia sean aliadas, y que pronto podamos revertir esta situación injusta en nuestro mundo. Si cada uno aportamos nuestra cuota de vivencia del Evangelio, podremos hacerlo.