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lunes, 28 de septiembre de 2020

Atáques de pánico

Quiero comenzar con una estrofa de una bella canción religiosa

"El Señor es mi fortaleza y con él me alegraré solo sus ojos miraré, el El confío no he de temer, en el confío no he de temer"

Nuevas consultas me llegan cada día desde que comenzamos la pandemia: ¿Por qué hermana me pasa esto? ¿Me voy a enfermar? ¿Estoy muy nerviosa y tengo ataques de pánico frecuentes, por qué?
¿Dónde está Dios?...etc, etc.

Me voy a detener en los ataques de pánico, también llamados "crisis de angustia". Se le llama pánico por las consecuencias físicas que suceden cuando lo atravesamos: Sensación de ahogo, de muerte inminente, taquicardias fuertes, desestabilización de la vida normal.
Se llama angustia por el origen, la causa que genera esas reacciones físicas, una tremenda angustia frente a una situación nueva, estresante y difícil de manejar.
Y frente a la pregunta: ¿Dónde está Dios? la respuesta es: Dios está a tu lado, siempre estuvo, está y estará. Pero no puede obligarnos a amarlo, Dios necesita una sola cosa de nuestra parte: CONFIANZA, éste es un termino mas bien social, traducido a lo religioso es lo que llamamos FE.
Cuando confiamos en alguien, le tenemos Fe.
Si no hacemos el trabajo de oración diaria que nos libere de nuestros miedos y ataduras, va a ser muy difícil que Dios pueda intervenir en nuestra vida.
Recordemos la esencia de Dios: Dios es Espíritu Puro, y nuestra alma también lo es, Dios se comunica con nosotros mediante la realidad espiritual y si no encontramos un tiempo para dedicarle a Dios luego nos suceden todas estas tragedias y malos momentos que podemos evitar mediante la meditación diaria.
El ataque de pánico es el resultado de la "desconfianza" en medio de los problemas que nos aquejan, se da también cuando queremos resolver todo, como si fuéramos superman o la mujer maravilla, cuando creemos que todo depende de nosotros y no confiamos en nadie mas fuera de nuestras capacidades. El estrés se acumula día tras día, y si no recurrimos a la oración, ese estrés hace eclosión en cualquier momento, se acumula en forma de gran angustia y explota todo cuando se rebalsa nuestra capacidad de resistir el dolor.
No quiero ser tan extensa en escribir porque sé que la gente se aburre leyendo, pero quiero terminar con esto: Si estas pasando por angustia, miedo y ataques de pánico no lo dudes: hazte un plan de meditación diaria, destina una hora de tu tiempo a dejar tu mente en blanco, a respirar sintiendo la respiración, sintiendo que Dios está allí a tu lado y te regala la vida, lee si quieres una cita bíblica corta o bien una frase que repetimos y nos ayuda a concentrarnos. Relajar el alma y ponerla en manos de Dios con toda confianza es la fuente de la salud. Prueben y verán. Dios los bendiga.


jueves, 28 de marzo de 2013

El sentido del sufrimiento, por Sor María de la Cruz

Queridos hermanos: Lo más normal que podemos ver en la vida es un alejarnos y escapar del dolor, parte de la naturaleza humana y del instinto de conservación que llevamos como impronta en nuestra carne. Sin embargo, en la historia de la humanidad hubo muchas personas que se entregaron al dolor y lo tuvieron como misión. Hoy en día, se pensaría que esas personas tendrían algún desequilibrio psiquiátrico como lo habrían pensado de mí, mis formadoras si hubieran descubierto que yo seguía esa doctrina mística, es que hemos perdido el sentido de lo sagrado. Acerca del valor del sufrimiento me acerco a la Palabra de Dios y está plagado de citas sobre él, porque no deja de ser una experiencia universal. San Pablo nos habla en la carta a los Colosenses capitulo 1, 24: "Ahora me alegro de poder sufrir con ustedes y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia". Ahora bien, ¿que significa sufrir en la carne lo que falta a los padecimientos de Cristo? Doctrinalmente existe una redención objetiva, la que llevó a término Jesucristo, el único Mediador con el Padre, por su Pasión y su Sangre derramada nos obtuvo el perdón de los pecados, incluso del Original. Esta redención tuvo lugar una vez en la historia y para siempre y se renueva en cada Eucaristía donde se revive la Pasión, Muerte y Resurrección. Pero la doctrina también nos habla de una Redención Subjetiva, que tiene que ver con la responsabilidad de cada ser humano, hijo de Dios, para alcanzar la salvación personal, porque debemos colaborar con Cristo a la salvación de nuestra alma con nuestra vida de virtudes, y la aceptación del sufrimiento unido a la cruz de Jesús purifica toda nuestra alma para un encuentro más puro con el Padre. También hay personas que se ofrecen al Señor como Víctima en reparación de los pecados y por la salvación de las almas, aquí ya estamos en un grado heroico en que la persona se olvida de sí misma para entregar esa acción de colaboración con Cristo en sus padecimientos pero para obtener la salvación de otras almas que lo necesitan. Que Dios necesite nuestra colaboración no quiere decir que deje de ser Dios, ni tampoco que pueda hacerlo solamente El con una sola decisión suya, sino que El ha querido unir al hombre, hecho a su imagen y semejanza, a la restauración de esa imagen que el pecado nos hizo perder, además, existe una responsabilidad personal en le hecho de pecar, responsabilidad que debe ser asumida como tal. Entonces, la doctrina del sufrimiento por amor cobra todo su sentido, unido solamente a la Cruz de Nuestro Señor.

lunes, 10 de diciembre de 2012

La libertad de los hijos de Dios

Conocerte Señor, experimentarte, respirarte en cada instante, es como un sello en la vida, el sello de los hijos de Dios libres, sin maldad, sin restricciones, sin leyes estériles…. Dios habita en el alma de todos, todos venimos de Él y hacía El vamos, nos ha otorgado el tiempo de esta vida para que vivamos en plenitud la grandeza del amor que incluye la libertad del espíritu. Dios no es inquisidor, tampoco es imposible, Jesús es una persona interesante, el seductor del alma, El que nos conduce a las verdaderas fuentes de agua Viva. Jesús es Dios, no es superior, fue siervo de la humanidad, fue el Señor que lavó los pies de sus discípulos, fue la grandeza sumida en la humildad, fue el hermano y el esposo anhelado. Me encuentro con Jesús, en el silencio de la oración, en la brisa suave de la mañana, en la sonrisa de mis viejitas en soledad, Jesús está allí, sonriéndome, amándome, no existe amor más grande. Me encuentro con Jesús en el amor a mi alma gemela, aquella con la cual he compartido lo más íntimo de ser, del corazón hasta lograr la pertenencia común en Ti, las dos en ti como parte integrante del universo y de la vida eterna. Dios te hará desear lo que El mismo te va a regalar, deseo santo que Dios inspira ¿cuál es la voluntad de Dios para ti? Deseos inspirados por Dios. Tú me has seducido Señor, y yo me dejé seducir, me has podido porque has sido más fuerte que yo. Cuando estamos frente a lo verdadero, nos van a temblar las rodillas de miedo, pero más fuerte que nosotros: el Señor, allí hay que perseverar en la convicción de la verdad, un salto en el vacío. Tirarse en el vacío, hacer un acto de fe, de confianza en el Señor que todo va a realizarse según su voluntad y eso mismo es lo que nos va a hacer feliz.

lunes, 20 de agosto de 2012

Unos votos firmados con sangre


Cuando se ingresa en la vida religiosa por lo general se tiene un ideal, una meta para seguir, que en este caso es Jesucristo y es un ideal muy fuerte, tan pero tan fuerte que llega a hacerse parte de uno la identificación con El y con su Reino.
Recuerdo las pasiones de la juventud: "Señor yo voy a dar la vida por vos" (Como Pedro que después lo negó)
"Señor, yo te voy a ayudar a llevar la cruz" (como los apóstoles que cuando aparecieron los soldados desaparecieron.
"Señor, yo voy a seguirte siempre" (como Judas que te traicionó con un beso).
La realidad es dura, muy dura y ese ideal se ve debilitado por la naturaleza humana que falla ante el intento de la heroicidad.
Pero, parece que a algunas personas Dios quiere más que a otras y les concede la fuerza necesaria para colaborar con El a llevar la cruz, pues eso me ha pasado a mí y no ceso de dar gracias a Dios por ser su escogida predilecta a pesar del dolor, un dolor con fe y con amor que me ha hecho crecer mucho en mi vocación contemplativa.
Cuando joven Dios me fue preparando (porque El sabe, es el Maestro), y me concedía unas lecturas maravillosas de la cruz, incluso el mismo Evangelio "El que quiera venir en pos de mí, que renuncie a si mismo, que cargue con su cruz y me siga".
No alcanzaba a comprender bien la frase "RENUNCIA A TI MISMO", eso era lo más dificil y no, cargar la cruz. Porque cuando se es capaz de renunciar a si mismo, llevar la cruz es una dulce actividad, pero no es facil ésto de renunciar a sí mismo.
Pasó el tiempo y Dios adoctrina de a poco y con los acontecimientos diarios: una enfermedad terminal de mi mamá, una larga agonía, un cuidado especial de ella, yo ya me iba desangrando por dentro. Hasta que luego de muchas renuncias llegó el día de decirle definitivamente SI al Señor: pues tu me diste la fuerza para llegar a ese momento y subida al pie del altar firmé mi consagración, la estaba firmando con la sangre del sufrimiento.
Pensaba que el culmen del sufrimiento había pasado y que mi vida retornaría a ser un mar en calma, cuando de repente se cumple otra frase del Evangelio: "Felices ustedes,cuando sean insultados y perseguidos y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí", entonces mis amadas hermanas tomaron una espada en mano y me atravesaron simbólicamente, me partieron en dos, entonces se cumplió esa parte del Evangelio que dice "No piensen que vine a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz sino la espada, y el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa"
Cada parte del Evangelio se iba cumpliendo, la parte que corresponde al modo en que un discípulo debía hacerse cargo de su cruz. Y ahora, ¿me voy a quejar a Dios?
Pues, yo amaba la cruz, se la pedía, le pedí poder saborear la ciencia de la cruz y encontrar sentido al dolor. Y Dios responde, siempre responde cuando le pedimos cosas buenas al alma: Respondió maravillosamente, me hizo gustar la ciencia de la cruz, Y ME HIZO LIBRE, si, algunos piensan que he enloquecido, yo digo que no, que Dios fue mi Maestro y he encontrado el tesoro escondido, la paz, la sabiduría, el evangelio hecho vida. Y el remedio a mis pecados pasados.
Es más, he encontrado la fuente de la paz, la fuente de la salud, la fuente del amor verdadero, ya no suspiro por el amor y el reconocimiento de mis hermanas, porque Dios me hizo experimentar parte de su palabra y éstas se volvieron salud para mi alma.
Ojalá Dios me permita compartir este tesoro, estoy segura que sí, y oro intensamente para que mis hermanas también puedan descubrirlo. Es hermoso. Y mi IDEAL SIGUE SIENDO JESUCRISTO, desde aquel 19 de agosto de 2003, nada ni nadie me podrán separar de El.